ARMAR TU VIDA
Hoy ha llegado a mis manos un texto de Gioconda Belli. No conocía a esta autora. Lo he recibido de las manos de la psicóloga del colegio. No sé por qué me lo ha dado, ¿me habrá visto mal?. Me lo ha dado y me ha dicho, toma para que te suba la autoestima.
La verdad que he estado varios meses (exactamente 3) un poco ensimismada pero creo que lo necesitaba, no lo he pasado bien, pero tampoco mal.
Mi fallo es el afrontamiento de los problemas, aunque realmente no son problemas, son problemillas. No sé a que tengo miedo, quizás no tenga ni motivos.
La noche del domingo apenas dormí. Pero no porque me pasara nada. Estuve por la tarde analizando que cosas me dan miedo. Por la noche me entró una dosis de alegría que me hizo ver que esos miedos tenían fácil solución.
ARMAR TU VIDA de Gioconda Belli
Armar tu vida.
Irla haciendo como rompe-cabezas.
Conjurar el futuro.
Construir la esperanza.
Aunque a veces te sintás marchita, cerrada, envuelta en noche amarga, punzante tu centro, sabés que siempre habrá sol para revivirte, zarandearte, para que levantés la cabeza y volvás a sonreir, a estar, con esa fuerza vital que te asemeja a malinche o al cortés, cuando secos y mustios persisten, en la certeza vegetal de que habrá de llegar el día en que despertarán florecidos, vibrantes, llenando el campo con sus llamaradas naranjas, amarillas, cuando pase el tiempo de las vainas y de las ramas secas.
La verdad que he estado varios meses (exactamente 3) un poco ensimismada pero creo que lo necesitaba, no lo he pasado bien, pero tampoco mal.
Mi fallo es el afrontamiento de los problemas, aunque realmente no son problemas, son problemillas. No sé a que tengo miedo, quizás no tenga ni motivos.
La noche del domingo apenas dormí. Pero no porque me pasara nada. Estuve por la tarde analizando que cosas me dan miedo. Por la noche me entró una dosis de alegría que me hizo ver que esos miedos tenían fácil solución.
ARMAR TU VIDA de Gioconda Belli
Armar tu vida.
Irla haciendo como rompe-cabezas.
Conjurar el futuro.
Construir la esperanza.
Aunque a veces te sintás marchita, cerrada, envuelta en noche amarga, punzante tu centro, sabés que siempre habrá sol para revivirte, zarandearte, para que levantés la cabeza y volvás a sonreir, a estar, con esa fuerza vital que te asemeja a malinche o al cortés, cuando secos y mustios persisten, en la certeza vegetal de que habrá de llegar el día en que despertarán florecidos, vibrantes, llenando el campo con sus llamaradas naranjas, amarillas, cuando pase el tiempo de las vainas y de las ramas secas.
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