Blogia
Historia de una maestra

Ser amable con los demás y comportarme siempre a la altura, nadie se merece una mala cara

"Si cuanto más féliz y alegre se siente alguien menos ganas tendrá de ser malo, ¿no será cosa prudente intentar fomentar todo lo posible la felicidad de los demás en lugar de hacerlos desgraciados y por tanto proponensos al mal?" de Ética para Amador de Fernando Savater

He querido robar estas líneas a Savater. Hace tiempo que leí este capítulo donde aparecen estas líneas. La esencia que me quedó tras leerlo fue que nadie se merece el mal. Cada uno tiene sus circunstancias. Habrá veces que tales hechos no estén justificados pero aún así no somos nadie para hacer daño a nadie. Todos somos humanos.

Adaptado a mi quiero decirme a mi misma que no soy nadie para poner mala cara a nadie, ni aun amigo, ni a un alumno, niño, familiar, conocido,... a nadie. aún conociendo sus males no debo portarme mal con nadie. Lo único que me creará ser mala con esas personas será un odio que acabará por consumirme.

Hay mucha gente que no me gusta pero no debo ponerles malas caras ni intentar hacerles daño (esto último es algo que no hago). Yo debo ir a lo mío, si algo no me gusta y me apetece puedo analizar su situación y el porque de su situación y si no me apetece, pues nada, a lo mío. No debo dejar que ese dolor llegue a mi.

Este propósito lo voy consiguiendo poco a poco. Hay veces que me hacen daño y el odio me arrastra, pero nunca hago nada. Lo que tengo que conseguir es que no me llegue el odio. Cuando llegue una situación así, me levanto y empiezo a andar. Además estas personas si yo crezco y me alejo de sus formas no tienen porque llegar a mi. Me encontraré muchos por el camino, pero un distanciamiento educado, será mi trinchera.

Como me repito y repito a los que quiero muchas veces, si soy una emisora que emito buena música, sólo se me acercarán aquellos a los que les guste la buena música. La solución está en mi.

Recursos para la práctica:

- Ante personas desagradables e incorrectas en el trabajo --> Limitarme a lo justo con ellas, si veo que se puede dialogar con ellas, tras mucho meditarlo exponer mi punto de vista con la máxima educación y sin perder los papeles, si no se puede dialogar, intentar olvidarlo y que sus hechos, pensamientos, circunstancias no me afecten a mi.

- Ante niños que se apoderen de mi paciencia --> Intentar comprenderlos, una y otra vez. Regalarles siempre alegría y cariño. Respirar mucho y siempre contar hasta 3 o hasta 20.

- Ante personas que no comparta para nada sus actos --> Intentar mirar a otro lado. Con la gente adulta que me pueda encontrar en mi camino, no puedo pretender cambiarlos. Lo que no me guste evitarlo o pasar. No soy nadie para decirles lo que está bien o lo que está mal. Si se da el momento de decirlo, decirlo con la máxima asertividad y educación posible, para que ese discurso no acabe hiriendome a mi mísma.

Y otra cosa más, no soy nadie para ir haciendo por ahí comentarios de nadie, morderme la lengua una y otra vez, no soy nadie.

Una buena cara es lo más preciado, no siempre se puede tener y esa buena cara no puede ir en detrimento mio, pero antes de ponerla y regalar a mi cara una nueva arruga: respirar, contar, analizar.

0 comentarios